lunes, diciembre 21, 2015

Si un león nos persigue sólo he de procurar correr más que tú, no me hace falta ser más veloz que un león


Competimos contra nosotros mismos, aunque parezca que tenemos que ser excelentes en términos generales, no es más cierto que la excelencia siempre se comparará con algo que además es variable e indeterminado. Con lo que existe en el mercado, con lo que hace la competencia, lo que las espectativas del cliente demandan... y no tanto nuestro nivel más elevado de capacitación.

A su vez por lo general todo el mundo se cree superior a la media, pero la media es la que es y se está o por encima o por debajo en comparación con el resto.

En algunas universidades estadounidenses no aprueba o suspende un alumno de acuerdo con la nota que saca en el mismo, sino de acuerdo con la media de las notas del resto de sus compañeros. Un examen aceptable pero con respecto a compañeros algo vagos le otorgan una excelente nota. Sin embargo un ejercicio aceptable en frente de unos excelentes resultados de sus compañeros le suponen el suspenso del mismo.

Esto mismo ocurre en el mundo animal en el que las zebras, o las gacelas, que corren al mínimo atisbo de miedo aunque sea infundado, lo hacen porque se salvarán siempre y cuando corran más que la zebra o la gacela que tengan al lado, no tienen que correr más que su depredador. La preocupación es distinta al modelo establecido en algunos ámbitos. No se tiene que ser el mejor corredor del mundo, sino de entre los mejores corredores del grupo social en el que nos encontremos.

A veces la realidad es distinta a la percepción que tenemos de esta. A veces hay que pararse a ver si lo que damos por un hecho constatado, lo es realmente.

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