viernes, junio 27, 2014

La frase de


Los mortales enemigos de la especulación son: La ignorancia, la codicia, el miedo y la esperanza

Jesse Lauriston Livermore.


En los mercados se enfrentan las emociones de pánico frente a avaricia.

lunes, junio 23, 2014

Centrarse en los puntos fuertes


Desarrollo personal

El consultor norteamericano Alan Weiss hace una reflexión acertadísima de hacia donde dirigir nuestros esfuerzos.
Pontenciemos nuestras mejores capacidades, en lugar de hacer que nuestras debilidades mejoren, para simplemente alcanzar la media, la mediocridad.
Estoy pensando en lo que potencia o no nuestro sistema educativo...

Weiss lo aplica a los negocios:

"Don’t think about how to fix, repair, or commit to remedial work. Instead, focus on what you’re already very good at and how to capitalize on that strength. We all grow by building on strengths, not by trying to metamorphose every weakness into idealized perfection. We’re all imperfect. Success trumps perfection."

domingo, junio 15, 2014

miércoles, junio 11, 2014

Psicología aplicada a la inversión


Inversión

Claves para opererar en bolsa a nivel emocional.

1. Conocerse uno a sí mismo. Es la primera condición. Hacer una reflexión acerca del patrón de inversión financiera al que uno responde. A largo o a corto plazo; fundamental o técnico; de capitalización o de rentas; gestión propia o delegada. Los cinco pronunciamientos clásicos de rentabilidad, riesgo, liquidez, fiscalidad y tiempo.
2. Tener un buen equilibrio entre corazón y cabeza, esto es, entre sentimientos y razones; entre momentum y value, se podría traducir aproximadamente en el mundo financiero. Usar el corazón al servicio de la razón para evitar sorpresas posteriores.
3. Ser capaces de superar y digerir las heridas del pasado. Dice Enrique Rojas que “pasar las páginas negativas de nuestra historia es un ejercicio de salud mental”. Cuanto más en el ámbito de la inversión financiera. Una mala experiencia pasada se puede convertir en una buena oportunidad futura. El mercado siempre abre la puerta de las ideas interesantes al que llama con insistencia y no se arredra.
4. Tener un proyecto coherente y realista de vida que el psicólogo centra en amor, trabajo y cultura; lo que en el entorno que nos ocupa se podría traducir como interés, dedicación y conocimiento, frente a la apatía, dejación e ignorancia que muchas veces presiden el manejo de nuestros cuartos, que dirían los manchegos.
5. Conquistar una voluntad sólida, que no es sino “ponerse metas y retos concretos e ir a por ellos, sabiendo que en la vida llega más lejos una persona con voluntad que otra inteligente”. Demoledor. Se necesita de orden (ir de menos a más), constancia (no rendirse a las primeras de cambio), motivación (saber para qué se hacen las inversiones) y disciplina (dedicarle espacio en nuestra agenda). Fijarse objetivos a corto, medio y largo plazo sin querer construir la casa por el tejado.
6. Saber gobernarse a uno mismo. No perder los estribos a pesar de las dificultades y fracasos. Mantener la calma, ser coherente con las decisiones adoptadas, respetar los stop-loss y vender cuando se ha alcanzado el nivel de rentabilidad esperado y no ha habido un cambio en las circunstancias que afectan a la inversión. Ser pacientes, esperar las oportunidades y recordar que al mercado siempre le mueven, al final, dos principios antagónicos: la avaricia y el pánico. Evitar caer en cualquiera de ellos.
7. Seguir modelos de identidad fuertes. En el mundo de la inversión financiera, está todo o casi todo inventado. Buscar aquellas personalidades que nos atraigan más dado nuestro perfil, profundizar en sus mecanismos de decisión y mejorar, en la medida de lo posible, sus iniciativas.
8. Buena capacidad para la convivencia. Difícil de ajustar este principio a la cuestión que hoy nos ocupa. Saber disfrutar de los éxitos y aceptar los fracasos como una parte más del resultado de nuestras inversiones. Cuidar a los que nos rodean más allá de lo que cuidamos nuestra riqueza, porque ésta viene y va y carece de sentimientos. Recordar siempre que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita.
9. Elaborar un sentido de la vida. Íntimamente ligado con lo anterior, de nada sirve la riqueza si no forma parte de un plan vital en la que ésta es un medio para un fin y no un fin en sí misma. Sentido es saber dónde se va, cómo se va y para qué se va. Tres preguntas clave de aplicación a todas las aristas de la vida.
10. Tener una salud positiva. En este caso cabría decir “salud financiera”, porque, sin ella, todo lo anterior de poco serviría. Adecuar las inversiones a nuestras disponibilidades una vez cubiertas las necesidades fundamentales. No hacer veleidades con lo no sobrante. Ser prudente para cumplir con el “umbral del sueño” del que hace poco hablaba un articulista en estas mismas páginas.

Inspirado por la red de inversores Rankia